Friday, June 10, 2011

EL ESPECTRO DEL CAOS RONDA A LIBIA



La sensación del caos sigue creciendo en Libia. Dada la campaña de desinformación total de todas las partes, es difícil confirmar si son genuinos los reportes más recientes del aislamiento y debilidad del Coronel alQaddafi, producto de una campaña sicológica contra él por parte de la OTAN, o si es una manipulación de parte de él mismo.

Una amenaza, no obstante, se vislumbra cada vez más grande y más grande, y podría afectar dramáticamente todos los cálculos estratégicos, Libia podría convertirse pronto en un barril de poder demasiado grande y muy fragmentado como para que pueda ser controlado, incluyendo al mismo Qaddafi, los rebeldes y la OTAN.

La intensificada campaña de bombardeo en las últimas semanas junto con una ofensiva diplomática en varios ámbitos, parece haber suavizado la decisión de por lo menos algunos que forman la base del poder de Qaddafi.

El viernes pasado, Rusia, que había criticado agudamente la campaña de la OTAN, se unió a los países que exigen la salida de Qaddafi y se ofreció para mediar en el conflicto. El lunes, ocho altos oficiales, incluyendo cinco generales y (según los reportes de los rebeldes) “cantidades” de soldados desertaron el ejército del gobierno. Los oficiales tal vez pudieron haber sido persuadidos para hacerlo en parte por un cambio en las tácticas de la OTAN hacia el bombardeo de bienes que son importantes para ellos.

Está muy lejos de estar claro, sin embargo, que estos desarrollos por sí solos cambiarán el status quo de forma significativa. El martes, Qaddafi le dijo al Presidente Sudafricano Jacob Zuma, en su visita, que el no iba a entregar el poder, y el vocero del gobierno Libio Ibrahim Mousse advirtió que tal escenario llevaría a una guerra civil a gran escala. Qaddafi sí le dijo a Zuma que estaba dispuesto a negociar.

Algunos especularon que Rusia sentía que la caída de Qaddafi era inevitable, pero es difícil sondear que tan sincero sea el cambio del Kremlin. Persistentes reportes de las conversaciones secretas entre los rebeldes, Qaddafi y posiblemente la OTAN, han hecho surgir la posibilidad de que se esté trabajando un arreglo secreto, algunos expertos sugieren que tal arreglo podría implicar la transferencia del poder dentro de la familia Qaddafi, por ejemplo, su hijo, Saif-al-Islam.

La diplomacia de Rusia sobre Libia ha sido causada, supuestamente, por motivos ulteriores desde el comienzo de la crisis y podemos esperar que el Kremlin haya extraído a un atractivo precio hasta por un muy ligero cambio en su postura. Algunos analistas especulan que tal precio podría manifestarse por sí mismo, por ejemplo, en concesiones Estadounidenses sobre el sistema de defensa de misiles en Europa.

De igual forma es difícil medir el impacto de las deserciones. También Qaddafi ha afirmado que se le han rendido grandes cantidades de rebeldes y es difícil confirmar el alcance de tales acontecimientos y la veracidad de los reportes de ambos lados. Además, es útil tener en mente cuan fluida puede ser la situación en el terreno algunas veces.

En los primeros días del alzamiento, los periodistas Occidentales se sorprendían frecuentemente de ver a la misma gente participando en manifestaciones anti-Qaddafi un día y en manifestaciones pro-Qaddafi al día siguiente. Es posible que ahora estemos viendo un fenómeno similar, con por lo menos algunas personas circulando entre ambos lados. Los reportes de negociaciones de “atrasito” entre los aparentemente irreconciliables gobiernos rivales se añaden a estas sospechas.

Es, difícil, por lo tanto, tomar como una sorpresa que la campaña de la OTAN se está volviendo cada vez más desesperada. El martes, Libia acusó a la OTAN de haber matado a 718 personas y de haber dejado heridos a 4,067 civiles desde el inicio de las operaciones. Estas cifras son difíciles de verificar, pero los ataques aéreos se han intensificado recientemente y los blancos potenciales se han ampliado, causando probablemente más daños colaterales.

Se espera que se usen pronto helicópteros de ataque Británicos y Franceses y como lo argumentó anteriormente, esto pudiera ser precursor a una invasión terrestre. De hecho, el secretario-general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen admitió el lunes que la OTAN podría enviar fuerzas terrestres a Libia en algun momento, presumiblemente, después de la salida de Qaddafi. “Yo anticiparía que pudiera presentarse la necesidad en algun punto de desplegar una pequeña fuerza…un número pequeño de gente ahí para ayudarlos de alguna forma” dijo en un foro de la OTAN en Varna, Bulgaria.

Mientras tanto, el diario The Guardian, reportó que pequeños grupos de las ex fuerzas especiales Británicas, contratadas de forma privada por países Árabes, ya están en el terreno en la ciudad-puerto occidental de Misrata.

Esto podría ser el comienzo de una campaña de legitimización pública de una fase terrestre de la guerra. Más allá de eso, sin embargo, las observaciones de Rasmussen traicionaron otra realidad en el terreno: uno en donde no sólo es difícil ganar la guerra, sino en el que la paz pudiera ser un reto mucho más grande. Aun si Qaddafi se fuera hoy, se requeriría, claramente, una fuerza de paz y no está claro si pudieran hacer el trabajo.

Parece que hay al menos una razón que, teóricamente, pudiera persuadir a Qaddafi a dejar el poder, o por lo menos confinarlo a una parte limitada de Libia donde pudiera mantener el control. La dinámica no ha recibido suficiente reporteo de parte de los medios internacionales, aun cuando había señales de ello desde el mismo principio.

Es difícil exagerar la importancia de las enormes provisiones de armas que fueron saqueadas en las primeras semanas del caos que siguió al alzamiento. “Lo que encontramos fue impactante” escribió la revista Foreign Policy de abril, Peter Bouckaert, experto de Human Rights Watch, que se encontraba en el país en esos días. “La existencia de armas de Qaddafi excedió con mucho lo que vimos en Irak después de la caída de Saddam Husein… Existe una buena causa de preocupación para los funcionarios Estadounidenses y Europeos – hay granadas que se lanzan con cohetes, misiles tierra-aire y shells de artillería llenas de explosivos que pueden adaptarse fácilmente en automóviles-bomba”.

Esto sin mencionar las muchos miles de armas que están circulando libremente en Libia, se dice que algunos fueron entregados por el mismo Qaddafi en un esfuerzo para armar a la población contra una “invasión Occidental”.

Surgen señales de chismorreo en las propias narrativas de los rebeldes. El martes, un vocero rebelde dijo a la Reuters que “(Las fuerzas de Qaddafi) llenaron “el pueblo occidental rebelde de Zlitan) con traficantes de drogas, criminales y otros delincuentes... Les dieron armas automáticas y granadas de mano para oprimir a los residentes de Zlitan. Además de arrestos e intimidaciones, hemos sabido de casos de violaciones”.

Los reportes continúan sin confirmarse, el potencial para la creación de poderosas estructuras criminales está ahí claramente, sin embargo, y tales estructuras pronto comenzarían a perseguir sus propios intereses en lugar de los de Qaddafi y los de los rebeldes. Tienen un arsenal poderoso a su disposición así como una gran reserva de potenciales soldados de infantería: los incontables desempleados y la gente radicalizada en el terreno – cuyas alianzas cambian tan seguido. Muchos convictos escaparon de las cárceles durante el alzamiento, de forma que tampoco hay escasez de agentes entrenados.

También existe una amenaza que se acerca de que las identidades tribales pudieran en algún momento volver su lealtad ya sea hacia Qaddafi o hacia los rebeldes. Puestas juntas, estas amenazas se agregan a la receta para un desastre. Mientras que hace poco, no era probable que ninguno excepto Qaddafi pudiera ser capaz de evitar la implosión de Libia hacia una brutal guerra civil a escala total, ahora ya no se ve claro que ni siquiera el coronel pueda evitarlo.

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Victor Kotsev. Periodista y analista político en Tel Aviv.

Traducción (sin software) del Inglés al Español de su servidora.

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